Limpieza facial: este es el primer paso en la rutina de cuidado facial. Estos productos eliminan la suciedad, remueven el maquillaje y preparan la piel para el cuidado posterior. Una piel limpia absorbe de mejor manera los componentes para su cuidado.
Cuidado dermatológico: hay una gran cantidad de fórmulas dermatológicas para los distintos tipos de pieles. Estos productos, contienen una concentración elevada de componentes clínicos y deben de aplicarse directamente sobre la piel limpia.
Hidratación: Existen una gran variedad de productos hidratantes y cada uno se adapta a los distintos tipos de pieles y necesidades. Además, es recomendable usar una hidratación suave para las zonas más delicadas como los ojos.
Protección solar: este paso es primordial, ya que la exposición constante de la piel a los rayos UV, es una de las principales causas del envejecimiento. La mayoría de las cremas de día contienen al menos un fotoprotector de 15. Sin embargo, es aconsejable usar un producto que sea 100% destinado a la protección solar.
Dermomaquillaje: para que la rutina de cuidado sea efectiva y duradera, recomendamos complementar con maquillajes que posean fórmulas adecuadas para la piel. La mayoría de las marcas especializadas, tienen una línea de maquillaje que cumplen con los mismos requerimientos.