A medida que los niños crecen, van desarrollando hábitos y con ellos, una manera de realizar las actividades que muchas veces nos sorprenden.
No es atípico que un niño demuestre a un adulto alguna falta en el cuidado del medio ambiente, gracias a que ellos consumen información desde una cantidad impensada de espacios. Así,pueden sorprendernos con observaciones a las que los adultos deben responder de manera responsable, como por ejemplo, adquiriendo nuevos hábitos y costumbres cuando los niños las propongan.
Los adultos no solo deben enseñar y educar sobre el cuidado del medio ambiente, sino que también deben demostrar que están dispuestos a aprender y aplicar nuevos cuidados. De tal forma, el circuito de información se retroalimenta desde los adultos a los niños y viceversa.
A la vez y casi en carácter primordial, hay que destacar la importancia del aprendizaje por observación. Es totalmente necesario que los niños vean cómo se aplican ciertas medidas y adquieran hábitos desde casa.