En los nuevos modelos de negocio y ante las nuevas necesidades, ya no alcanza con que una empresa tenga buenos números y buenos ingresos, si no se genera un impacto en otros niveles. El desarrollo económico, sin el social y el medioambiental, no es sostenible. Ser una empresa B chilena, valida que se persigue este triple impacto:
Para denominarse “empresa B”, es necesario obtener una certificación que lo acredite.
Sistema B es el partner latinoamericano de B Lab, la entidad sin fines de lucro de origen estadounidense (y de acción global) que emite las certificaciones de empresas B allí. Son estas organizaciones quienes certifican a las empresas B.
Para lograr la certificación se deben seguir una serie de pasos y requisitos. Te los resumimos aquí:
En principio se realiza un proceso de evaluación en el que las empresas deben medir el impacto que generan en varias áreas:
Modelo de negocios: Se identifica cuál o cuáles son los modelos de negocio y qué propósitos tienen. Según el modelo, se analizará en qué sectores se genera un impacto, siendo focos posibles la comunidad, el medio ambiente, la gobernanza y los clientes.
Gobernanza: ¿Cuál es el compromiso de la empresa desde la toma de decisiones?, ¿cómo demuestra la transparencia?, ¿qué es lo que comunica de manera interna y a sus clientes?
Trabajadores: ¿Cómo es la situación de los trabajadores dentro de la empresa? Se evalúa la manera en que la empresa lleva a cabo sus actividades en relación a sus trabajadores. ¿Tienen capacitaciones y beneficios por encima de los que la ley obliga?.
Medio Ambiente: En este aspecto son evaluadas las acciones para el cuidado del medio ambiente y la manera en que la empresa desarrolla sus actividades. ¿Utiliza energías renovables?, ¿capacita a los empleados para las buenas prácticas?, ¿lleva a cabo acciones de reciclaje?.
Comunidad: Son parte de ella no solo las personas que conviven en el espacio físico y en el lugar en el que se desarrollan las actividades de la empresa, sino también los proveedores y distribuidores y el trato que se tiene para con ellos.
Clientes: Se identifican las prácticas de marketing ético y demás acciones que tienen incidencia en las decisiones y, en fin, en la vida de los consumidores que eligen a la empresa.
Esta evaluación se realiza bajo estándares mundiales. En base a ella se definen los próximos pasos, que pueden ser avanzar con la certificación o detectar cuáles son los puntos de mejora sobre los que se debe trabajar para lograr el triple impacto positivo que se requiere.
Los pasos posteriores incluyen el análisis de la elegibilidad inicial, una preparación para la verificación, la verificación misma con B Lab y, en el caso de que se otorgue la certificación, el cambio de estatutos de la empresa.
Existe una certificación para empresas que tienen menos de un año de antigüedad, en la que algunos de todos estos aspectos aún no son medibles o verificables, pero que les permite demostrar el interés y el trabajo activo para obtenerla, que es la certificación de Empresa B Pendiente.
En resumen, la certificación de empresa B en Chile, así como en cualquiera de los otros países en los que B Lab y su partner latinoamericano, Sistema B, tienen incidencia, valida que la empresa está trabajando para ser un agente de cambio y para contribuir a la solución de problemáticas sociales y ambientales actuales.